INICIO AL DIBUJO ARTÍSTICO.
El proceso
de dibujo se aprende y se perfecciona con el tiempo. Esa evolución a base de
práctica proporciona al artista un estilo propio y personal.
No obstante, se tiene que conocer unas leyes o principios básicos aptos para poder empezar a caminar. Sin estas nociones empezaremos con un camino muy pedregoso.
No obstante, se tiene que conocer unas leyes o principios básicos aptos para poder empezar a caminar. Sin estas nociones empezaremos con un camino muy pedregoso.
Lo primero, situarnos y coger el material.
La situación
varía según el entorno. En el interior, dentro del estudio, nos colocaremos en
la mesa de dibujo; en el exterior apoyar la hoja sobre una carpeta rígida o una
carpeta para conseguir rigidez.
El material,
el imprescindible. No rellenar demasiado el aérea de trabajo para que éste no
nos moleste al dibujar. Libreta u hoja, lápiz y goma lo básico.
Y ahora a trazar...
Y ahora a trazar...
ACTITUD.
La primera
cosa que nos pasa si intentamos dibujar a conciencia, intentando crear una obra
decente, sea esa impresión que no avanzemos. Los dibujos nos salen torcidos,
mal proporcionados o incluso, ese perfil tan simple a simple vista es
impensable plasmarlo en nuestra hoja en estos instantes.
Esa actitud
es lo primero a modificar.
No se debe
pensar en lo mal que dibujamos o en la poca semejanza de nuestros dibujos;
simplemente trazar, de momento, imitando literalmente las formas que nuestros
ojos vean.
Para ello se
debe practicar un juego de visualización y trazo.
VISUALIZACIÓN Y TRAZO.
Coge un
objeto, sitúalo delante de ti.
Mira uno segundos
y realiza una línea imitando un trozo de ese objeto. Vuelve a mirar el objeto y
continúa trazando. Sigue el procedimiento hasta terminar el dibujo.
Te habrás dado cuenta que en este
periodo no has mal interpretado tus trazos. Simplemente has ido reproduciendo
tal cual veías. Esta es la idea a asimilar.
A partir de
este momento vamos a realizar ejercicios para facilitar nuestro adaptación a un
dibujo más espontáneo y fluido.
EMPEZAR A DIBUJAR.
Vamos a empezar a dibujar.
Para coger soltura de la muñeca es el momento de utilizar esos folios rayados y sucios para trazar líneas rectas de arriba a bajo. Todas ellas paralelas entre si.
Cada línea ha de hacerse de un único
movimiento de muñeca. La línea ha de ser suave (no se debe apretar la hoja, ya
que la fricción exagerada sobre el papel entorpece el avance de la mina),
rápida y constante.
Al realizar las líneas rápidamente y
de un único trazo evitamos estar pensando el camino que traza la punta del
lápiz. La línea sale mucho más recta y uniforme.
Rellena las últimas líneas sobre una
hoja blanca, para ir perdiendo el miedo a la hoja desierta.
Ahora repite el procedimiento pero
extendiendo la línea a lo largo de la hoja. Para ello, debes mover el brazo.
Como hiciste con la línea corta, el
trazo ha de hacerse de un mismo tirón y espontáneo.
Las últimas líneas realízalas sobre
una hoja blanca.
La última etapa será trazar círculos
sobre la hoja. Han de ser círculos frescos y naturales. Sin pensar en su
perfección o uniformidad.
Haz un círculo. El segundo que intente
imitar la dimensión del anterior. Vuelve a trazar otro círculo e imita este con
el próximo. Repite hasta rellenar un par de hojas.
Terminado los ejercicios ya tendrás
suficiente confianza en ti mismo como para empezar a dibujar objetos reales.
DIBUJO DEL REVÉS.
Este ejercicio, da complemento a los
anteriores, se trata de imitar un dibujo vuelto al revés.
Coge una fotografía o una ilustración
que tengas por casa y dale la vuelta. Cabeza a bajo. Imita esa fotografía o
ilustración irreconocible debido a su cambio de óptica.
Cuando termines dale la vuelta a los
dibujos. Si has seguido los pasos anteriores y has trabajado sin prisas el
resultado será sorprendente.
DIBUJO
SIN CONTROL.
Pon la mano que no usas para dibujar apártala
de la hoja y fíjate en ella. Ahora intenta dibujarla sin apartar los ojos de la
palma y los dedos de la mano.
Traza el contorno, los pliegues y todos los detalles con la otra mano. Como en este ejercicio no te has fijado en lo que dibujabas, no has podido introducir ideas preconcebidas de la mano. Tu dibujo es fresco y espontáneo. Representa exactamente lo que tus ojos te describían.
Traza el contorno, los pliegues y todos los detalles con la otra mano. Como en este ejercicio no te has fijado en lo que dibujabas, no has podido introducir ideas preconcebidas de la mano. Tu dibujo es fresco y espontáneo. Representa exactamente lo que tus ojos te describían.
DIBUJAR LO QUE SE VEA, NO LO QUE SE CREA.
Coge un lápiz, sitúalo sobre la mesa y
dibújalo. ¿Has que sea relativamente
fácil de reproducirlo?
Coge el mismo lápiz con la mano que no
dibuja y gíralo para modificar su perspectiva. A continuación dibújalo. En este
momento lo más seguro que te hayas dado cuenta que cuesta mucho más y
probablemente no te haya salido proporcionado. Esto se debe a que no dibujamos
lo que vemos sino la idea, el concepto que tenemos en la cabeza. Al dibujar
aplicamos nuestro sentido común, el cual nos perjudica la tarea. (De momento.)
El hecho de reproducirlo sin utilizar
la memoria proporciona un trabajo más pesado y lento, pero más detallista y
real.
COMPOSICIÓN Y EQUILIBRIO.
Según que hoja se utilice podrás
plantear un dibujo u otro. Sin embargo la composición puede ir impuesta
totalmente por el dibujante, dejando márgenes y aprovechando mejor unas u otras
zonas del papel. La colocación del dibujo y de sus elementos en posiciones
determinadas denotan sensaciones. El dibujo apaisado denota tranquilidad y
solidez. Es apto para describir panorámicos paisajes. Un dibujo vertical
demuestra fragilidad. Las ilustraciones en diagonal representan fuerza y
dinamismo.
A medida que experimentemos podremos
descubrir otros formatos de equilibrio
Para simplificar la teoría. Solamente
tenemos que evitar centrar la atención en el centro, colocar la atención
ligeramente desplazada, o incluso situarlo en un extremo de la hoja. Tenemos
que entender el dibujo como un escenario de teatro donde los elementos se
descomponen en profundidades. Los objetos que están más cerca del espectador,
los primeros planos, son más detallados y aumentados. A medida que nos alejamos
los trazos se vuelven más imprecisos y pequeños.
EL BOCETO EN VOLÚMENES.
Ahora es el momento de subir un
escalón en el arte del dibujo.
Hasta la fecha, simplemente hemos reproducido lo que veíamos tal cual. En este momento tendremos que entender lo que vemos para transformar lo de nuestro alrededor en objetos simples volumétricos.
Hasta la fecha, simplemente hemos reproducido lo que veíamos tal cual. En este momento tendremos que entender lo que vemos para transformar lo de nuestro alrededor en objetos simples volumétricos.
Todo elemento puede descomponerse en
agrupaciones de cubos, esferas, cilindros y pirámides.
Escoge el motivo que quieras dibujar.
Es aconsejable que la primera vez que empieces a dibujar te decantes por algún
objeto inmóvil. Si tenías pensado escoger una persona, déjalo para más
adelante, ya que aguantar la misma posición durante cierto tiempo es cansado y
provocará que nuestro figurante se mueva, modificando la posición inicial.
Ve realizando líneas suaves
resiguiendo las formas. En caso que se produzcan imprecisiones no utilices la
goma, resigue de nuevo la línea, rectificando al lado de la línea incorrecta.
De este modo no se pierde tiempo ni se desconcentra de la idea actual.
Cuando acabemos tendremos ante nosotros una
obra fresca, donde el artista ha ido representado líneas a medida que avanza en
su creación.
TEORÍA DEL COLOR.
El color es
algo abstracto que denota sentimientos o emociones.
Para aplicarlo con criterio primeramente viene una base teórica que hay que aprender.
Para aplicarlo con criterio primeramente viene una base teórica que hay que aprender.
Para
estudiarlos se tiene el círculo cromático; donde se ordenan colores primarios,
secundarios y mezclas de estos.
Los colores
primarios son aquellos que no se obtienen por la mezcla de ningún otro color;
sin embargo a partir de la mezcla de estos se obtienen otros colores.
Son ejemplo: el azul, el amarillo y el magenta
o rojo.
Los colores
secundarios vienen formados gracias a la mezcla de la misma cantidad de dos
primarios. El verde (mezcla de amarillo y azul), naranja (mezcla de amarillo y
magenta) y el violeta (mezcla de azul y magenta) son colores secundarios.
Los colores
terciarios se obtienen de la mezcla de un primario con su secundario más
cercano. Como se intuye variando la cantidad de mezcla de primarios con
secundarios obtenemos una amplia gama de colores que se irán formando
paulatinamente como una transición continua de colores.
Existe una
nomenclatura de la relación entre posiciones de colores en el círculo
cromático. Mientras que los colores cercanos se llaman armónicos o relativos.
Los colores opuestos en el círculo cromático reciben el nombre de
complementarios.
Otra relación que podemos obtener
del círculo cromático según su posición es colores cálidos o colores fríos. Los
colores cálidos se encuentran en la zona amarilla y sus próximos, mientras que
los colores fríos son aquellos dispuestos alrededor del azul. Cada uno expresa
como su nombre indica una sensación diferente de temperatura.
Otro aspecto importante en la teoría
del color son los valores tonales ideales para crear atmósferas y sensaciones
de profundidad o espacio. El tono refleja brillantez u oscuridad creando así
una sensación de dimensión en una superficie completamente plana como puede ser
un lienzo. Contraposicionando colores (o mezclando diferentes tonalidades)
obtendremos temas más vivos y rítmicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario