EL CABALLETE.
La
utilización del caballete no es imprescindible, sobre todo para aquellos que
empiezan en la práctica de la acuarela. Conozco a algunos artistas que
solamente lo utilizan en el estudio. Cuando salen al campo, trabajan sentados
apoyando el soporte en sus rodillas e inclinando el mismo, los grados que
estime conveniente en cada momento de la ejecución. La función principal de un
caballete es sujetar la obra en una posición adecuada.
En la actualidad al caballete, se le está dando otros usos distintos de
aquel para el que fue creado por ejemplo: presentar trabajos en congresos y
convenciones, anuncios de la carta de ciertos restaurantes, colocar carteles
publicitarios... etc.
En el mercado existen diversas formas de caballetes según el uso y función a los que queramos destinarlos. Por su funcionalidad, podemos clasificarlos en caballetes de: trípode, estudio, campaña y sobremesa.
Caballetes de trípode.
En el mercado existen diversas formas de caballetes según el uso y función a los que queramos destinarlos. Por su funcionalidad, podemos clasificarlos en caballetes de: trípode, estudio, campaña y sobremesa.
Caballetes de trípode.
Es el
clásico caballete y el más utilizado. Existen en el mercado diferentes modelos
de calidades y materiales, la mayor parte de ellos permiten, regular la altura,
fijar firmemente el tablero y poder dar la inclinación deseada a fin de evitar
reflejos.
Los caballetes de estudio resultan mucho más pesados que los de trípode, por lo que se utilizan principalmente por pintores que disponen de estudio y no tienen necesidad de recoger y plegar el caballete continuamente. Estos caballetes son los más estables y los que permiten una mayor funcionalidad permitiendo regular la altura y la inclinación. Están preparados albergar y sujetar con firmeza grandes tableros y, en su mayoría, están dotados de ruedas para con el fin de poder desplazarlos cómodamente ya que, por su peso, resultaría difícil desplazarlo.
Caballetes de campaña.
Los caballetes de estudio resultan mucho más pesados que los de trípode, por lo que se utilizan principalmente por pintores que disponen de estudio y no tienen necesidad de recoger y plegar el caballete continuamente. Estos caballetes son los más estables y los que permiten una mayor funcionalidad permitiendo regular la altura y la inclinación. Están preparados albergar y sujetar con firmeza grandes tableros y, en su mayoría, están dotados de ruedas para con el fin de poder desplazarlos cómodamente ya que, por su peso, resultaría difícil desplazarlo.
Caballetes de campaña.
Se llaman
de campaña, porque se utilizan para pintar fuera del estudio, con lo cual hay
que cargar con ellos y por lo tanto deben tener unas características
especiales. La característica más valorada sea la de su peso, deben ser ligeros
de pesos comprendido entre 1,5 y 3 kg.
Otra característica no menos importante, y que debe tenerse en cuenta,
es la de tener un tamaño reducido. Existen caballetes que una vez plegados,
utilizando diversos sistemas, quedan con unas medidas de entre 35 y 50 cm. Como
su nombre indica, se utiliza para pintar en las salidas al campo o en periodo
de vacaciones. El gran defecto de este tipo de caballete es su inestabilidad.
Otra
opción para pintura al aire libre, concursos, excursiones y vacaciones son las cajas
o caballete de caja con patas. Tienen la ventaja de ser al mismo tiempo
caballete y caja para guardar las pinturas.
Caballete
de sobremesa.
Para
aquellos que el permanecer de pie les resulte penoso, por dolores de espalda o
simplemente por conveniencia o decisión, hemos de señalar que existen en el
mercado una gran variedad de caballetes de los denominados de sobremesa la
mayoría de ellos construidos en madera de haya aceitada.
Los
modelos pequeños se utilizan mucho en decoración y como medio expositor de un
cuadro encima de una mesa o mueble añadiendo un toque artístico a la
decoración. Otros emplean estos modelos para exponer libros.
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